lunes, 13 de julio de 2015

Cuarta verdad, Alimento.

"Nadie debe morir para yo pueda vivir".

Caminamos día tras día por el mundo, cada uno de nosotros con nuestros roles y rutinas diarias; el trabajo, la hora de comer, la salida y la vuelta para descansar. Nuestro cuerpo demanda comida, y simplemente ingerimos lo que más nos apetece, sin preocuparnos de nuestras necesidades vitales ni de nuestro comportamiento.
Yo considero que la Tierra que pisamos, igual que el Cielo que nos protege, son sagrados, de la misma manera que es sagrada la vida de una persona, un árbol, un animal, porque en todos ellos se encuentra lo divino, los Dioses.
Si respeto a cada uno de los seres vivos, teniéndolos en cuenta como almas reencarnadas de personas que ya pasaron por la Tierra (como nosotros mismos tambien podemos ser reencarnaciones de otras personas), habré de prepararme para que mi cuerpo experimente un cambio en la alimentación impresa desde la infancia.
Éticamente desde la hera moderna (aunque no tengo el dato exacto) surgió el movimiento vegetariano que defendía la ingesta de verduras y productos alternativos a la carne, alegando la realidad de que la carne que comemos las personas, no solo es una vida sino que también son cadáveres. Otras culturas, defienden que el cuerpo y la mente que se nutre de vegetales y productos que no tienen que ver con el sacrificio de animales, genera una digestión ligera y hace a la mente mucho mas libre de estar pendiente de otras funciones orgánicas, lo que permite una mayor conexión con la divinidad.
Personalmente, pienso que la gente que plantea la cadena alimenticia cuando surgen estos temas ( la sentencia de que en la misma naturaleza los animales se comen unos a otros para sobrevivir ) solamente la emplea como medio para aliviar su conciencia y aferrarse al placer que les produce el sabor de la carne. Sí es cierto que la naturaleza funciona de esa forma, pero no todos los seres vivos funcionan así, ni los peces ni las plantas ni las aves se comen entre ellos y tambien forman parte de la naturaleza. Por la parte que nos toca, los humanos somos omnívoros, comemos todo o digerimos practicamente todo (que no significa que estemos obligados a comerlo todo para poder vivir), lo que me lleva a hacerme una buena afirmación:
Si los Dioses nos han permitido ésta vida humana que necesita alimento, con la bendición de poder elegir lo que comemos, será más sabio o al menos más respetuoso elegir la ingesta de alimentos de los que se nos provee, no de los que arrebatamos. A fin de cuentas, a fecha de hoy el hombre hace poco positivo por la Tierra que es su hogar, como por el resto de seres vivos que viven a su alrededor. Somos presos de nuestro ego.

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