domingo, 22 de marzo de 2015

Segunda verdad, Retribución.


"En la vida, las personas recogen todo lo que siembran".

Hemos oído de boca de todas las religiones, que debemos ayudar al projimo. Unas defienden que es el comportamiento que la divinidad quiere que tengamos para preservar la humanidad y el mundo conocido que se construyó. Otras defienden que debemos actuar así a causa del dominio de la ley karmica universal, que mantiene que recibirás todo aquello que tú mismo entregues al mundo. Otras creen que en el dar y el recibir debe haber un equilibrio para que no exista supremacía entre uno y otro, y la discordia no rompa la cordialidad.
Desde la forma más imperceptible, hasta la evidencia más exagerada nos enseña que ésta verdad es totalmente real, al menos bajo mi punto de vista. En un viaje, un hombre al que no conocia de nada se ofrecio a llevarme a mi destinatario cuando me vio perdido por la estacion, y me contó que queria devolver el favor, porque hubo alguien en Valencia que tambien lo guió cuando él se perdio por la ciudad anteriormente.
Cualquier persona racional me diría que ésto fue solo una coincidencia o una casualidad, pero yo no creo en esas palabras. Éste fue el acto mas revelador que viví frente a un pensamiento. También han habido más momentos que podrían ser irrelevantes como dar un cigarro cuando te lo piden y recibirlo de cualquiera cuando lo pides tú, pero considero que esos pequeños gestos solamente apoyan la verdad. ¿Porqué me ayudó el hombre a llegar a mi destinatario y no a cualquier otro? Quizá haría algo positivo o desinteresado por alguien y ésa fue mi recompensa. ¿Habría recibido otra persona el mismo tipo de ayuda en mi lugar? Supongo que dependería tanto de las formas de la persona como de sus actos.
¿Quiere decir ésto que debemos actuar esclavos de hacer el bien? En absoluto. Lo que hacemos desinteresadamente forma parte de nuestra personalidad, de nuestro ser. Es un acto que sale desde lo más profundo de nosotros que nada tiene que ver con el ego y la autosatisfaccion, por eso cada obra es retribuida para bien o para mal.
Lo que debemos hacer es revelar la buena voluntad. Actuar por amor y no por maldad. Cuando nos apetezca dar algo, darlo sin pensar en la forma en que nos será devuelto. Quizá la vida nos brinde algo más valioso que aquello que entregamos, aunque las cosas lleguen cuando menos lo esperamos.
El que vive obsesionado haciendo buenas obras para conseguir algo, solamente va tras la carga de la posesión y el reconocimiento, y acaba creyendo tener el derecho de aplicar la justicia por su mano: "Hago bien, merezco la recompensa, exijo mi recompensa como parte del tiempo invertido haciendo bien". Ésto tan solo es una parte egoísta de la verdad, la única que puede volverse oscura, la única parte que tiene que ver con la posesión y la carencia.



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